Alberto Ramón Arnáiz Pérez
Médico Adjunto. Unidad Andrología.
Hospital Universitario Infanta Elena.
Valdemoro, Madrid.
La enfermedad de Peyronie (EP) es un trastorno inflamatorio del tejido conectivo que afecta a la túnica albugínea del pene. Su fase final se manifiesta como una cicatriz palpable en flacidez que da lugar a una curvatura con la erección. Dicha alteración de la morfología eréctil puede llegar a suponer un problema en la actividad sexual y autoestima del varón. Esta enfermedad afecta fundamentalmente a varones entre la cuarta y la sexta década de la vida (dos tercios de los afectados se encuentran en esta franja de edad). Existe una discordancia entre la percepción recibida por médico y paciente acerca de la prevalencia e incidencia de la EP. En la serie europea de Sommer se encontró una prevalencia de 3,2%, sin embargo hay una gran variabilidad del porcentaje según las series (algunas alcanzan hasta el 8,4%).
La etiopatogenia de esta enfermedad, a día de hoy, es aún una incógnita. Los estudios anatomopatológicos coinciden en que se trata de una enfermedad inflamatoria adquirida que provoca la aparición de infiltrados celulares en el tejido conectivo laxo entre albugínea y tejido eréctil, condensaciones fibróticas de depósitos de colágeno que dan lugar a placas palpables y que pueden llegar a calcificarse. La mayoría de las curvaturas son dorsales y se puede llegar a explicar por la teoría de cizallamiento entre las dos capas de albugínea dorsal (a nivel ventral es monolaminar) cuyo desencadenante puede ser una incurvación traumática.
En la fase aguda de la enfermedad, caracterizada por la presencia de dolor, ningún tratamiento oral o tópico ha demostrado frenar significativamente el desarrollo de la placa de fibrosis. Una vez establecida, el grado de incurvación final, la longitud peneana, los síntomas percibidos y la función eréctil se evalúan de cara a plantear tratamiento quirúrgico.
Las curvaturas superiores a 60º son subsidiarias de corporoplastia con colocación de injerto cubriendo el defecto de albugínea. Estás técnicas tienen la ventaja frente a las plicaturas de afectar menos a la longitud final, sin embargo pueden presentar una mayor afectación de la función eréctil postquirúrgica. El injerto perfecto debería ser aquél que corrigiese la curvatura, permitiese una regeneración de la túnica albugínea para integrarse en el tejido y evitar una fuga venosa desde los cuerpos cavernosos que supusiera un deterioro de la erección.
Han sido varios los tejidos utilizados para su uso como plastias en estos procedimientos sin existir un consenso sobre el injerto ideal. Se han usado tejidos autólogos como el de vena (El-Sakka et al, 1998), dermis (Simonato et al, 2010), túnica albugínea de la crura proximal del pene (Teloken et al, 2000) y de mucosa oral (Shioshvili y Kakonasvili, 2005); siendo este último uno de los más prometedores a nivel de ganancia de longitud, menor desarrollo de disfunción eréctil de novo y en general por la satisfacción del paciente.
Sin embargo desde la última década se ha incrementado el uso de injertos sintéticos entre los que destacan el parche de submucosa intestinal porcina (Surgisis ®️), de fibrinógeno/trombina humana (Tachosil ®️) o pericardio bovino. La aplicación de estos parches resulta más sencilla de realizar condicionando menor tiempo quirúrgico, menor morbilidad por la extracción de injertos autólogos de otras zonas y presenta resultados satisfactorios para el paciente.
La satisfacción global del paciente no sólo dependerá de lo recto que acabe el pene sino de otros muchos factores entre los que se encuentran sus expectativas respecto a longitud, grosor, estética, sensibilidad glandular, función eréctil y repercusión psicológica. Para ello el uso de cuestionarios como el PDQ (Peyronie’s Disease Questionnaire) o IIEF (International Index of Erectile Function) entre otros son herramientas de medida que permiten valorar los resultados funcionales y el impacto psicosexual. El más extendido en esta enfermedad es el PDQ, que se encuentra formado por 15 preguntas divididas en 3 bloques: síntomas físicos y psicológicos (0-24 puntos), dolor (0-30 puntos) y síntomas “molestos” (0-16 puntos). La puntuación se da con cada bloque, teniendo mayor impacto la enfermedad cuanto más alta sea la puntuación.
Una de las peculiaridades de los estudios que evalúan los resultados quirúrgicos de la EP es la dificultad y variabilidad a la hora de evaluar la satisfacción global de estos pacientes. Hasta la aparición de los primeros cuestionarios la satisfacción era evaluada en global con una variable dicotómica (si/no) o gradual del 0 al 10, sin especificar qué variables impactaban más en la satisfacción de cada paciente.
En la actualidad, la presión ascendente para optimizar los recursos sanitarios, hace conveniente cada vez más evaluar estos resultados percibidos por el paciente en relación al coste necesario para obtenerlos. Con dicho objetivo diseñamos un sistema Value Based Health Care (VBHC) en el proceso asistencial de la EP en las Unidades de Andrología de la Fundación Jiménez Díaz y Hospital Infanta Elena desde Agosto 2020 a través de indicadores clínicos, PROMS (Patient Report Outcomes Measures) obtenidos a través del portal del paciente pre y postratamiento (a los 6 meses) con test de Kelami, además de hacer una contabilidad analítica para el cálculo de los recursos consumidos (número de visitas a consulta, prescripción e IPDE-5, realización de pruebas complementarias…). Desde la incorporación de esta nueva forma de trabajo se han intervenido 40 pacientes mediante corporoplastia con parche bajo la misma indicación (curvatura > 60º, deformidad o longitud peneana <100mm) y técnica quirúrgica (Egydio). En cada caso la elección del parche fue circunstancial debido al tipo de implante disponible en cada centro y momento.
Estos datos no son un estudio, sino la evaluación de los resultados y la voz de los pacientes que acudieron a nuestros centros.
Estos datos son de gran valor para poder tomar decisiones en los tratamientos en cada centro.
Se vio que el parche de Tachosil®️ a pesar de una mayor ganancia en longitud y menor curvatura residual presenta un empeoramiento significativamente de la función eréctil comparado con los otros dos parches en nuestros pacientes, dato que tenemos en cuenta para su indicación.
Por otra parte se observó que el parche de pericadio bovino tuvo más complicaciones, por lo que se ha dejado de usar este implante.
Un objetivo prioritario en el desarrollo de la Medicina actual es crear en cada centro sistemas de registro automatizados y actualizados sobre los resultados en salud de los tratamientos que se hacen a los pacientes. Esto permite tomar decisiones rápidas en la mejora de la calidad, seguridad y eficiencia.
Los datos presentados son a corto plazo, por lo que no se conoce el estado de salud alcanzado en el tiempo. Se debe seguir registrando a 5, 10 y 15 años estos mismos datos para conocer si los tratamientos mantienen sus resultados a medio y largo plazo
En general existen muchas variaciones entre los distintos hospitales en la gestión, recursos disponibles, experiencia de los profesionales, incidencia de la enfermedad, cultura, nivel socioeconómico o costumbres de la población que pueden hacer que los resultados, complicaciones o coste sean diferentes en cada centro. El objetivo de cada hospital es ofrecer la mejor salud con las circunstancias y medios disponible
La correcta entrevista clínica registrando las expectativas del paciente y la homogeneización de las herramientas de medidas mediante cuestionarios como el PDQ permite una mejor evaluación de los resultados.
Bibliografía
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