Vital Hevia Palacios, PhD
Urólogo – Sección Cirugía Oncológica Renal, Trasplante e Investigación. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid.
Associate Board Member de EAU Section of Transplantation Urology (ESTU).
Board Member EAU-YAU Working Group on Kidney Transplant.
EAU Gudelines on Renal Transplantation Panel Member.
Victoria Gómez, PhD
Uróloga – Jefa de Sección Cirugía Oncológica Renal, Trasplante e Investigación. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid.
Board Member de EAU Section of Transplantation Urology (ESTU).
Miembro de la Comisión de Trasplantes del Hospital Universitario Ramón y Cajal.
El número actual de la revista Urología Madrid, órgano de expresión de la Sociedad Urológica Madrileña, es un monográfico dedicado al Trasplante Renal al que tenemos el placer de asistir como editores invitados. Y lo hacemos desde nuestra institución, el Hospital Universitario Ramón y Cajal, de clara vocación trasplantadora desde su fundación. La decisión del Comité Editorial de dedicar este monográfico a un campo de nuestra especialidad que ha merecido 2 Premios Nobel a lo largo de su historia, y en el que España y sus urólogos tienen un papel importante en diversos aspectos, no puede parecernos más acertada.
La apasionante historia del nacimiento y evolución del trasplante renal tiene lugar a lo largo del siglo XX. En la primera mitad de siglo, los trabajos de investigación de Alexis Carrel con las anastomosis vasculares y la cirugía experimental del trasplante le hicieron merecedor del Premio Nobel en 1912. A mediados de siglo es el también francés René Küss quien describe en 1951 la actual técnica del trasplante en localización heterotópica y extraperitoneal en la fosa iliaca, aunque sin obtener buenos resultados clínicos. Tres años después, la víspera de la Nochebuena de 1954 en Boston, los norteamericanos Joseph Murray (cirujano plástico) y John Hartwell Harrison (urólogo) realizan el primer trasplante renal satisfactorio en humanos de la historia, concretamente un trasplante de donante vivo entre dos gemelos univitelinos, Ronald y Richard Herrick. Este hito, considerado mundialmente la primera piedra de la exitosa historia del trasplante renal en humanos, hizo también merecedor a Joseph Murray del Premio Nobel en 1990.
Las dos siguientes décadas fueron las del despertar de la preservación renal, fruto del saber por parte de la comunidad trasplantadora que el trasplante de injertos procedentes de donantes cadáver solo podría tener éxito si la preservación de los riñones fuese satisfactoria. Son los tiempos de Geoffrey Collins y su solución de preservación de la Universidad de Wisconsin, y también los de la “máquina de Belzer”, quien viaja durante años por todos los EE. UU. transportándola en una furgoneta y preservando riñones en ella por plazos de hasta 72 horas. Esta era alcanza en 1971 el que quizá sea su mayor hito, cuando el propio Folkert Belzer viaja en avión desde San Francisco hasta Ámsterdam para trasplantar satisfactoriamente un riñón en la Universidad de Leiden tras 37 horas de isquemia fría en la máquina a un receptor de 42 años que vivió 17 años más. Del renacer de las máquinas de preservación, y más concretamente del desarrollo y expansión actuales de la preservación normotérmica de riñones procedentes de donantes en asistolia nos ilustra el Dr. Julien Branchereau, urólogo del Hospital Universitario de Nantes, y cuya experiencia y trayectoria en preservación son de reconocido prestigio. No en vano, forma parte del Board de la EAU Section of Transplantation Urology (ESTU) y del Comité de Trasplantation et d’Insuffisance Rénale Chronique de la Association Française D’Urologie (AFU).
Con la salvedad de los avances en la inmunosupresión, claves a la hora de prolongar la supervivencia de injertos y receptores, el mundo de la cirugía del trasplante renal permaneció relativamente inmóvil hasta finales del siglo XX y primeros del XXI. Con el advenimiento de la laparoscopia como primer escalón de la cirugía mínimamente invasiva y su reducción en la morbilidad postoperatoria de la nefrectomía, se produjo un incremento sustancial de la actividad de donante vivo, hasta ser considerada en la actualidad como la técnica de elección en este escenario clínico. Varios subtipos de nefrectomía laparoscópica de donante vivo fueron comunicados por los distintos grupos, destacando como novedosas las cirugías por puerto único y la extracción transvaginal del injerto, tan vinculada esta última al Hospital Clínico de Barcelona. Por ello, pocos autores más autorizados que la Dra. Mireia Musquera, Jefa de Sección de Trasplante Renal de dicho hospital, actual coordinadora del Grupo de Trabajo de Trasplante Renal en la Asociación Española de Urología (AEU) y miembro del Board de la EAU Section of Transplantation Urology (ESTU). Será ella la encargada de exponernos la situación actual de la última y más reciente revolución en la cirugía del trasplante renal, ya inmersos en pleno siglo XXI: el trasplante renal robótico. Auténtico refinamiento y versión mejorada de la cirugía miniinvasiva, y considerado técnica de elección en numerosos procedimientos uro-oncológicos y/o reconstructivos, la cirugía robótica ha llegado al trasplante renal seguramente para quedarse. Nuestro país contribuye notablemente a esta revolución, liderada desde Barcelona por Fundación Puigvert (el primer caso) y el Hospital Clínico (la serie más larga de Europa), e incorporando a centros como el Hospital de Bellvitge, quienes han expandido la cirugía robótica incluso al campo del trasplante renal ortotópico, tan característico de nuestro país gracias al Profesor Gil-Vernet.
Todos estos avances nunca hubieran sido posibles sin una buena formación para los médicos especialistas interesados en la cirugía del trasplante. Y esta formación quirúrgica abarca desde modelos animales hasta simuladores en consolas de las distintas plataformas robóticas, pasando por entrenamientos “ex vivo”, “in vivo” o en cadáver. El Dr. Ramiro Cabello, Jefe Asociado del Servicio de Urología de la Fundación Jiménez Díaz, acumula experiencia en formación quirúrgica en trasplante a través de modelos quirúrgicos en cadáveres preservados con la técnica de Thiel, y que próximamente celebrará su 10ª edición. Por ello, su contribución a detallarnos el estado actual de estos modelos formativos será de indudable interés.
Es convicción quienes suscribimos este editorial que la presencia y relevancia de los urólogos debe abarcar indivisiblemente los ámbitos asistencial, docente y científico. Nuestra institución, vinculada al trasplante desde su fundación, ha pretendido cumplir con estas premisas a través del Dr. Javier Burgos, como responsable del programa quirúrgico de trasplante renal en lo asistencial, como director de la ESU-ESTU Masterclass on Kidney Transplant en lo docente y como antiguo presidente y fundador de la la EAU Section of Transplantation Urology (ESTU) en lo científico. España es, desde hace muchos años, líder mundial en donación y ejemplo de modelo nacional de trasplantes en muchas partes del mundo. Y ello es debido, en gran medida, a la compleja organización de miles de profesionales de la medicina que trabajan coordinadamente para un único fin. Y entre ellos nos encontramos los urólogos, quienes lideramos en España el trasplante de un órgano esencial del aparato urinario. Este hecho, que pudiera parecer natural a ojos de colegas urólogos menos familiarizados con el trasplante, es poco común en el resto de Europa y aún menos frecuente en países como EE. UU., donde estos programas frecuentemente cuentan con la exclusiva participación de colegas de otras especialidades quirúrgicas como Cirugía General o Cirugía Vascular. Liderar desde nuestra especialidad, potenciar, visibilizar y dimensionar correctamente el importante y apasionante campo del Trasplante Renal son deberes que nuestra especialidad debe afrontar. Más aún si cabe en los tiempos actuales, en los que la cirugía robótica y la inteligencia artificial asociada a ella insuflan interesantes aires de cambio que quizá constituyan la tercera gran revolución en la historia de la cirugía del trasplante.