Sara Álvarez Rodríguez
FEA Hospital Universitario Ramón y Cajal. IRYCIS. Universidad de Alcalá
Durante la última década, hemos asistido a una incorporación exponencial de nuevos tratamientos en cáncer de próstata, que sin duda, han condicionado un cambio en el pronóstico y un aumento en la supervivencia global. Este aumento de años de vida, supone un mayor tiempo de exposición a la toxicidad farmacológica, y en especial a la terapia de privación androgénica (TPA). Sin embargo, más allá del tratamiento específico del cáncer, se ha puesto de manifiesto la importancia de abordar las complicaciones asociadas, entre las cuales la salud ósea ocupa un lugar preponderante.
El hueso está íntimamente relacionado con el cáncer de próstata. En primer lugar, las metástasis óseas son las lesiones secundarias más frecuentes como consecuencia del osteotropismo favorecido por el plexo paravertebral de Batson y factores del microambiente tumoral como el factor de crecimiento transformador-beta (TGF-β) o la hormona paratiroidea1. En segundo lugar, el tratamiento con TPA favorece la pérdida de masa muscular y ósea. Por último, la aparición de eventos relacionados con el esqueleto (EREs), además de afectar al bienestar percibido, tendrán un impacto en la supervivencia global como factor aislado2.
En este número, la Dra. Quicios, con amplia experiencia en el tratamiento del cáncer de próstata y la salud ósea, realiza una exhaustiva puesta al día de los aspectos más relevantes de este tema. El correcto manejo del hueso ha de iniciarse en las primeras visitas del paciente. Tras la correcta evaluación y estudio de la masa ósea y riesgo de fractura, han de instaurarse medidas preventivas que comienzan en recomendaciones de actividad física de fuerza y resistencia3, suplementación con calcio y vitamina D y medidas farmacológicas con bifosfonatos o inhibidores de RANKL. En el transcurso de la enfermedad, debe mantenerse un seguimiento riguroso, abordando los ERES y las lesiones metastásicas óseas.
Cabe en este punto incidir en la importancia de transmitir este conocimiento a nuestros residentes; pues solo con una adecuada formación específica serán capaces de incorporar el hábito de evaluar la salud ósea de los pacientes.
El enfoque contemporáneo en el manejo del cáncer de próstata debe ser integral, considerando no solo la supervivencia del paciente sino también la preservación de su calidad de vida. La salud ósea es un componente crítico que requiere atención continua desde el diagnóstico hasta las etapas avanzadas de la enfermedad. Debemos realizar un esfuerzo para implementar estrategias de monitorización y tratamiento que incluyan evaluaciones periódicas de la DMO y la integración de terapias osteoprotectoras.
El contenido de este número trata de sintetizar lo que los urólogos debemos conocer acerca de la salud del hueso, espero que sea de interés y utilidad para todos los lectores. No me queda más que agradecer a la Sociedad Urológica Madrileña su invitación y elogiar la labor científica que realiza con la publicación mensual de su revista.
- Yoneda T,Hiraga T. Crosstalk between cancer cells and bone microenvironment in bone metastasis. Biochem Biophys Res Commun. 2005;328:679—87.
- Oefelein MG, Ricchiuti V, Conrad W, Resnick MI. Skeletal fractures negatively correlate with overall survival in men with prostate cancer. J Urol. 2002;168:1005—7.
- Cormie P, Newton RU, Spry N, et al.: Safety and efficacy of resistance exercise in prostate cancer patients with bone metastases. Prostate Cancer Prostatic Dis. 2013;16:328-35.